Entendemos y definimos la Comunidad Hospitalaria como el tejido relacional existente entre todas las personas implicadas en nuestras obras.
Hermanas Hospitalarias es, por tanto, una comunidad plural e inclusiva, capaz de establecer colaboración y comunión, alrededor del enfermo o necesitado, con personas de buena voluntad, con quienes comparten la fe en Jesucristo y con quienes encuentran en el carisma hospitalario el modo concreto de vivir y expresar su compromiso cristiano en la sociedad. Todos compartimos un mismo espíritu hospitalario y los mismos valores.
Esta visión comunitaria y solidaria, participativa y cooperativa, de todos cuantos entran en relación para realizar la misión hospitalaria, se fundamenta en una concepción humanista del Proyecto Hospitalario; en la comprensión de la persona como ser relacional; en una interpretación corresponsable de la actuación; y en el vínculo unificante del modelo hospitalario.
Edificar este tipo de comunidad requiere mejorar la calidad humana de las relaciones, la estima y la consiguiente capacidad de colaboración, la valoración de las diversas tareas y funciones, el respeto de los derechos individuales y el compartir la misma misión.
Forman, por tanto, esta comunidad:
Las personas asistidas, objetivo principal y sujetos activos del Proyecto Hospitalario; los familiares de los mismos, en cuanto partícipes del proceso terapéutico; los colaboradores, que de manera relevante comparten la misión desde sus competencias y responsabilidades; los voluntarios, que enriquecen el servicio gratuitamente; los bienhechores y amigos, que prestan ayudas diversas; las personas en formación, que reciben conocimientos teórico-prácticos y aportan su dedicación; las hermanas, que como comunidad e individualmente, por el don recibido, son núcleo inspirador, presencia y testimonio de hospitalidad evangelizadora.