El pasado viernes 18 de junio el Hospital Sagrat Cor de Hermanas Hospitalarias organizó las XXV Jornadas de Actualización en Psicogeriatría que reunieron a más de 600 profesionales de todo el mundo.
Uno de los temas que centraron el debate fue la relación directa entre la prevalencia de la soledad y los problemas de salud mental. “La soledad está estrechamente vinculada con la salud mental, es decir, las personas que experimentan con frecuencia sentimientos de soledad están más predispuestas a sufrir depresión, ansiedad y paranoia, mientras que la relación en el caso de la salud física está más atenuada”, afirma el doctor Manuel Martín Carrasco, director médico de los centros de Hermanas Hospitalarias en Navarra y País Vasco y actual vicepresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría. “El distanciamiento físico durante la pandemia ha provocado un aumento de personas en situación de aislamiento y que se han sentido solas”. De hecho, según un estudio del Hospital Sagrat Cor, el Servicio de Urgencias del centro registró, después del confinamiento domiciliario, el tiple de casos de ansiedad y el doble de depresión que durante la primera mitad del estado de alarma.
La afectación de la soledad a la salud se atribuye a factores como, por ejemplo, el estilo de vida, la exposición y percepción del estrés, o la capacidad de descanso y recuperación. “Las personas que sienten soledad tienen peor estilo de vida, una mayor vulnerabilidad y percepción del estrés, que conlleva un daño al sistema inmunológico y cardiovascular, y una menor capacidad de descanso y recuperación”, señala el Dr. Martín Carrasco.
Según explicó el vicepresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, la soledad aumenta con la edad y la pandemia ha conllevado un incremento de este sentimiento en este segmento de la población. Sin embargo, durante la crisis sanitaria, la gente joven ha sido el colectivo que mayor soledad no deseada ha experimentado.
Una sociedad en soledad
Además de las consecuencias del incremento de la prevalencia de la soledad desde que se inició la pandemia, hay que tener en cuenta que las circunstancias sociales actuales propician este sentimiento y que la situación empeorará con el paso de los años. “Los cambios en las estructuras y modelos familiares, menos extensos y más frágiles; el impacto de las nuevas tecnologías en las formas de relación y de ocio, o las nuevas formas de trabajo y de producción, que implican mayor movilidad, son un agravante de la vivencia de soledad, que se prevé que aumente significativamente los próximos años”, indica el especialista.
Durante las jornadas también se hizo referencia al aumento muy notable, durante la pandemia, de personas mayores que han muerto solas, tanto en residencias como en hospitales. El doctor Manuel Martín Carrasco explicó que los familiares estaban presentes en el momento de la muerte solo en el 13 % de los casos, en las residencias, y en el 24 %, en los hospitales.
En la misma línea, el doctor Joan Bertrán, coordinador del Servicio de Medicina Interna del Hospital San Rafael de Hermanas Hospitalarias de Barcelona, indicó que, a pesar de la dureza de la propia enfermedad, la soledad, la incapacidad de tener cerca a la familia, ha sido la situación más temida para profesionales y pacientes que han sufrido la Covid-19. En este sentido, el Dr. Bertrán afirmó que, si el acompañamiento fue la necesidad más evidente en las diferentes olas de la pandemia, la información fue la carencia más importante y concluyó que “la calidad de la comunicación fue crucial”.
El subdirector médico del Hospital Sagrat Cor de Hermanas Hospitalarias y promotor de las XXV Jornadas de Actualización en Psicogeriatría, el doctor Manuel Sánchez, se muestra muy satisfecho con la acogida que ha tenido esta vigesimoquinta edición, la cual ha congregado el mayor número de participantes, pese a tener un formato virtual y ser más breve que las anteriores.