TESTIMONIO DE HOSPITALIDAD. SABÍAS QUE…

Somos una Congregación que seguimos a Jesús Buen Samaritano, viviendo en comunidad, como mujeres libres, apasionadas por la vida, unidas por el amor, la oración y el servicio. Hoy queremos compartir el testimonio de hospitalidad de Léontine Judith Ngo Mbock, consejera general, natural de Camerún, que nos cuenta en primera persona cómo es para ella ser Hermana y hospitalaria. 

¿Qué te llevó a tomar la decisión de consagrarte a Dios y al servicio de los demás a través de esta vocación? 

La motivación principal que me puse en camino a la búsqueda de Dios, fue la conciencia de su amor infinito por mí y por la humanidad, fui descubriendo en mi camino de crecimiento cristiano que Dios es todo amor y que particularmente me trataba con predilección, y para responder a tanto amor, no encontré otra forma que dejarme consagrar totalmente por Él, siguiendo a Jesús Divino samaritano de la humanidad, en la vida religiosa hospitalaria, dedicando toda mi vida al servicio de los enfermos y los más necesitados.

¿Cómo ves tu papel como Hermana Hospitalaria en la sociedad actual y cómo te sientes al poder ayudar a las personas necesitadas?

Considero mi papel de hermana hospitalaria como un granito de arena en el inmenso océano del mundo, perdida, insignificante se podría pensar, pero en absoluto, el proyecto hospitalario en el que tomó parte activamente dentro de la Iglesia y a favor del mundo que sufre participa de la «Misión Dei». Para mí, el anuncio de la Buena Noticia de la salvación de Dios pasa por mi propia vida, entregada liberamente, generosamente y gratuitamente al servicio de los últimos. Esto se concreta en la tarea hospitalaria que se me ha asignado y que realizó contenta. Actualmente, es la colaboración dentro del Gobierno general como consejera, encargada de la animación de la formación en la congregación, todo lo que hago a este nivel está orientada para el bien de la misión: Ser presencia samaritana de Dios en el corazón de la sociedad mediante la práctica de la hospitalidad, recordando a todos que Dios es compasión y misericordia, hablando el lenguaje de su Amor. En una sociedad tan individualista y egocéntrica como la nuestra, es simplemente preciosa y noble;  me llena y realiza como mujer consagrada en hospitalidad, y más aún, me considero privilegiada de ser el corazón, las manos y los pies del Señor Jesús para ir a donde sus hijos e hijas necesitan hospitalidad y esperanza.

¿Qué consejos le darías a alguien que esté considerando seguir esta vocación y consagrarse a Dios a través de la Congregación de Hermanas Hospitalarias

A las que quieran compartir el carisma de la hospitalidad diré que vale la pena dejarlo todo por amor a Jesús y a los hermanos, porque Jesús es el mayor tesoro que podemos encontrar en esta vida, El da valor de eternidad a nuestra vida. “Hay mayor felicidad en dar que en recibir”, afirman los Hechos de los Apóstoles(20), esta experiencia es cierta, la puedes hacer tú también.

¡Gracias hermana por su testimonio de fe y hospitalidad!

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