Hoy lunes 8 de marzo se celebra el día Internacional de la Mujer y este año desde Naciones Unidas el lema elegido es: “Mujeres líderes: Por un futuro igualitario en el mundo de la Covid-19”. Desde Hermanas Hospitalarias queremos visibilizar la aportación que en su día a día llevan a cabo las mujeres que trabajan en nuestra Institución. Mujeres que, especialmente durante esta pandemia, han contribuido a atender a la sociedad, a cuidar, a tratar y a prevenir, mujeres que a la vez han cuidado de los suyos en sus casas, algo que no ha sido siempre fácil. Hoy compartimos este relato con sus testimonios en primera persona.
Dentro de nuestra Comunidad Hospitalaria, las hermanas han jugado un papel primordial, unas desde los puestos de gestión y gobierno, otras desde la asistencia y otras cosiendo mascarillas, orando o acompañado a colaboradores, pacientes y familias en momentos difíciles. “La pandemia ha sido un reto para toda la comunidad hospitalaria, en su mayoría mujeres”. El primer testimonio nos lleva al Complejo Asistencial de Ciempozuelos, Sor Paz Galán, superiora del centro, “En este 8 marzo, es un momento especial de evaluar, desde mi visión como Hermana y mujer del Complejo Asistencial Benito Menni de Ciempozuelos, este tiempo de pandemia que ha supuesto una prueba y un reto para toda la comunidad hospitalaria, en su mayoría mujeres. Una prueba porque nunca hubiéramos imaginado las consecuencias y los sufrimientos personales que ha supuesto el impacto de la Covid19.
La incertidumbre, las continuas reorganizaciones, restricciones, limitaciones y la propia enfermedad, han pasado factura, especialmente a los pacientes. Ellos han sabido responder, podría decir, de manera ejemplar y colaborando; aunque, no cabe duda, que el cansancio, el hastío y una rutina tan limitada también les ha afectado en su proceso de recuperación.
Si nos referimos a los trabajadores en su mayoría mujeres y madres de familia, much@s han padecido la enfermedad, otr@s han tenido que aumentar su trabajo habitual reforzando las necesidades que iban surgiendo, o bien, acudían a su trabajo afectad@s por situaciones familiares y personales muy duras. Desde aquí agradecer de corazón su labor a tod@s los que han estado a la altura de estas circunstancias por su generosidad y profesionalidad.
Ha supuesto un reto, en el sentido de volver a actualizar el carisma hospitalario en una situación sanitaria tan novedosa. Como hermana hospitalaria y como mujer, he tenido la experiencia profunda de ver cómo la hospitalidad ha vuelto a resplandecer con su nunca agotado esplendor de caridad, entrega y sacrificio.
Es en estas circunstancias tan graves es donde la hospitalidad se desarrolla y encuentra su sentido. En cada uno de los que integramos esta comunidad hospitalaria se ponen en juego los valores hospitalarios que nos definen haciéndolos vida.”
La labor asistencial, desde el punto de vista de quienes han estado en primera línea, ha sido la más difícil, “Han sido muchos días de lucha y trabajo, de miedos como médico y como madre, situaciones que se han compensado por la unión con mis compañeros, con mis mandos superiores, con mis pacientes y con mi familia”, así nos lo cuenta María Dolores Nieto, responsable del área de Mayores de Hermanas Hospitalarias Málaga, “En alguna ocasión me he preguntado qué habría sido de mi vida si me hubiera enfrentado a una guerra. Pues esa es la impresión de la desolación pasada durante el mes de marzo del 2020.
Todo sucedió muy de prisa, comenzaron a saltar fiebres en el Área de Psicogeriatría, empezamos a organizar a los pacientes y a actuar como sabíamos. Los pacientes empeoraban de forma rápida y no sabíamos qué tipo de tratamiento pautarles. Las noticias eran confusas y las derivaciones a los hospitales cada vez más complicadas.
Cada día en mi regreso a casa, era impresionante ver las carreteras vacías y nadie en las calles. Nunca he tenido tanto miedo de llegar a mi casa. Mi marido y mi hija expectantes por abrazarme, mientras que a mí, el miedo a contagiarles me abrumaba.
Así transcurrieron los días con pesadillas, miedos y mucha pena por mis pacientes, por sus familiares y por todos los que me rodeaban. Han sido muchas semanas de lucha y trabajo que se ha compensado por la unión con mis compañeros, con mis mandos superiores, con mis pacientes y con mi familia. En especial con mi marido que ha entendido y soportado mis llantos, mis nervios y mis cambios de humor. A Dios le doy gracias de haber casi vencido esta guerra y le pido energía y fuerza para continuar luchando día a día”.
La enfermería ha sido otro gran reto en nuestros centros; Pilar Herrero, Directora de Enfermería del Hospital Sagrat Cor de Martorell, en su vocación en el cuidado de pacientes y compañeros nos confiesa, “Esta situación límite nos ha hecho más fuertes, más seguras y más conscientes del poder de la hospitalidad. Estos meses de pandemia, han supuesto para mí, una de las etapas más intensas de mi vida profesional. El desconocimiento sobre el virus y la necesidad de dar respuesta inmediata a la población de referencia, ha desbordado nuestras posibilidades a todos los niveles. La preocupación constante por estado tan crítico de los pacientes, generó un cúmulo de sentimientos, contradictorios en muchos casos, y difíciles de olvidar.
Esta situación límite, tan prolongada en el tiempo, ha evidenciado que los valores hospitalarios están más vivos que nunca. Los equipos han unido todas sus fuerzas para salvar vidas y evitar el sufrimiento humano. La colaboración y la solidaridad entre servicios, ha contribuido a poder atender la complejidad del paciente covid positivo y a paliar la angustia de sus familiares.
Aunque hemos sufrido brotes posteriores y, en la actualidad, se evidencia el cansancio, la lucha nos ha hecho profesionales y personas más fuertes, más seguras y más conscientes del poder de la hospitalidad y de la vocación de servicio”.
La labor de las áreas de personas de nuestros centros también ha sido clave en estos meses en los que su trabajo ha sido y sigue siendo muy intenso. Así nos lo cuenta Elena Sánchez, Directora del área de personas del Hospital Sant Rafael de Barcelona, ella tiene claro que “Aunque es un trabajo de todos y todas, hoy, 8 de marzo, no cabe duda de que el papel de la MUJER ha sido, es y siempre será VITAL para el avance y sostenimiento de cualquier institución y de cualquier proyecto y también VITAL para el desarrollo de los valores en la sociedad.
Desde mi posición puedo decir que, gracias a la profesionalidad de nuestro personal, se pudo sobrellevar las duras semanas de trabajo en la que todo parecía una terrible pesadilla.
En estos días de incertidumbre y de inquietud se hace necesario más que nunca la calma y el buen hacer que siempre caracteriza al personal colaborador de esta Institución. En nuestro hospital, en los momentos más duros de la pandemia, parte del personal no pudo desarrollar su trabajo en sus puestos habituales y, sin dudarlo, colaboró para garantizar la asistencia a nuestros pacientes en otras áreas y servicios.
También deciros que, dentro de la gran complejidad organizativa que supone la conciliación profesional y familiar en estos momentos, en el Hospital siempre atendemos todas las solicitudes de cambio de turno, modificación de horarios, reducción de jornada, excedencias, permisos e incluso facilitamos teletrabajo en aquellos casos en que es posible.”
La tecnología también ha sido una pieza clave en estos y Nuria Moreno, como responsable de sistemas de la Fundación Purísima Concepción nos cuenta, “Para mí como mujer profesional de la tecnología, lo que más me enorgullece es ver cómo, gracias a esta tecnología, hemos logrado mejorar las vidas de las personas.”. “Nuestro principal reto ha sido facilitar a las personas la comunicación en todos los ámbitos. No ha sido sólo una necesidad de teletrabajo, sino que ha implicado un trabajo para que el impacto de la distancia sea mínimo, y las personas que atendemos continúen recibiendo su asistencia. Han surgido nuevas necesidades, que nos han llevado a innovar y a sacar aún más partido a las tecnologías digitales.
En el área de sistemas tuvimos claro que, tanto trabajadores como usuarios necesitaban nuevas vías de comunicación, y esto nos ha llevado a investigar, probar y reinventarnos continuamente en busca de nuevas soluciones. Es agotador, pero la recompensa es infinita, todos hemos aprendido a relacionarnos de forma distinta, y a no sentirnos apartados ni desprotegidos… somos capaces de trabajar desde casa y sentirnos en la oficina, y los usuarios están cerca de los suyos compartiendo momentos. Como mujer y profesional de la tecnología, lo que más me enorgullece es que gracias a esta tecnología hemos logrado mejorar las vidas de las personas”.
Los servicios generales y más en concreto, la limpieza en nuestros centros ha sido y sigue siendo una marca de identidad propia en la Institución. María José del Saz, responsable de servicios generales de la casa provincial nos cuenta: “Nuestra labor de limpieza ha supuesto una especial responsabilidad porque sabemos que supone la protección de las personas que trabajan aquí.” “Seguimos desde el minuto uno las pautas y protocolos que nos llegaban desde Prevención sobre desinfección y limpieza. La higiene de todos los espacios: despachos, habitaciones, lugares compartidos… ha sido nuestra prioridad absoluta, sabemos la gran responsabilidad que supone nuestra labor en la protección de las personas que trabajan aquí.
Ha sido una tarea que hemos asumido sin dificultad puesto que aquí los temas de desinfección y limpieza siempre han sido una prioridad.”
Contar con lo necesario para proteger a los que cuidan, esta ha sido la principal preocupación de Juana Carroza, jefe de compras de Hermanas Hospitalarias España, que nos cuenta “Estar al frente de una responsabilidad como las compras en una institución sociosanitaria en una época de pandemia ha sido uno de los mayores retos a los que me he enfrentado como profesional”, “La situación del mercado internacional de productos sanitarios, equipos de protección individual e incluso de algunos medicamentos esenciales, ha sufrido alteraciones relevantes como consecuencia del crecimiento exponencial de la demanda mundial. Se produjeron restricciones en origen a la exportación (fábricas y distribuidoras), bloqueos en aduana, etc., que provocaron problemas de desabastecimiento, así como un importante incremento de los precios y la aplicación de condiciones excepcionales, como los pagos anticipados sin garantías en el cumplimiento de los plazos de entrega.
Ante esta situación, el trabajo conjunto entre todos los centros (Responsables de Compras, Farmacia, Administración, Enfermería, Técnicos del SPM…), el apoyo mutuo, y en muchos momentos el acompañamiento emocional, han sido esenciales. Nuestra prioridad y dedicación durante esos meses era la búsqueda continua de productos y proveedores homologados, de alternativas de compra, a fin de ofrecer seguridad y protección a nuestros profesionales, teniendo muy presente su exposición al riesgo al estar en primera línea. Esta necesidad permanente, además de las dificultades globales del mercado, han motivado un trabajo constante de comunicación, colaboración y solidaridad entre los centros, con el objetivo de evaluar y anticipar necesidades y ejecutar acciones de compra (con carácter urgente o preventivo).
Y por último, compartimos el testimonio de nuestra compañera Tina Pau, responsable de Pastoral, solidaridad y comunicación del Centro Sociosanitario Nuestra Señora del Carmen reconoce que “Cuando echo la vista atrás a los días y meses que han transcurrido conviviendo con este virus me veo buceando en la profundidad de tantas personas a las que he podido acompañar en este tiempo acariciando su vulnerabilidad, ansiando inmensidad, luchando por llegar a la otra orilla y volver a la normalidad. Han sido unos meses donde he valorado el tesoro de la fe, la presencia de Dios Encarnado, tan real como en la Eucaristía que no teníamos. Me he creído privilegiada al sentirme una más con esas familias con quienes he compartido los momentos finales de una vida y agradecer con ellos tanto recibido.
Eran días donde no se podía hacer lo de siempre y donde todo fue nuevo, todo adquirió sentido, como el carro de la comida que se convirtió en Monumento el Jueves Santo.
Ahora doy gracias por rodearme de gente tan buena, de compañeros que facilitan la tarea y se desviven por servir más y mejor, por un grupo de mujeres, Hermanas Hospitalarias, de las que aprendo desde la cotidianidad. Unas a otras nos cuidamos, este es el truco de la sororidad”.