Si los problemas de salud mental son comunes entre los inmigrantes adultos, los niños y jóvenes son un colectivo todavía más vulnerable. De hecho, un menor inmigrante tiene cinco veces más posibilidades de sufrir una enfermedad mental que el que no haya tenido que abandonar su país, según han explicado los expertos reunidos hoy en la “IV Jornada de salud, salud mental, interculturalidad y migración: menores, jóvenes y migración”, organizada por Hermanas Hospitalarias y celebrada hoy en la sede de la Provincia de España de la Congregación.
“El proceso de migración, que puede ser más o menos duro según las circunstancias en las que se dé y las razones para realizarlo, junto con el choque cultural al llegar al país de destino genera un estrés que puede derivar en enfermedades como la ansiedad y la depresión”, asegura Francisco del Olmo, psiquiatra y Director del Área de Salud Mental de Hermanas Hospitalarias de Madrid.
Este problema se acentúa, según los expertos reunidos en la “IV jornada de salud, salud mental, interculturalidad y migración: menores, jóvenes y migración”, cuando el menor tiene que viajar solo, atravesando desiertos o huyendo de una persecución. “A las duras condiciones del viaje se añade el peligro de que estos menores sufran abusos en su travesía y la posibilidad de que sean captados por redes de trata”, asegura del Olmo.
En este sentido, durante la jornada se ha hecho referencia al informe Infancias Invisibles, de la ONG Save the Children, según el cual cada año unas 200 niñas inmigrantes podrían ser víctimas de redes de trata para explotación sexual, aunque son muy pocos los casos que se llegan a conocer. Concretamente, según esta ONG, en 2014 solo se localizó a 17 niñas menores en España víctimas de estas redes. Asimismo, en 2014 se contabilizaron 3.660 “menores extranjeros no acompañados”, es decir, que inmigraron a España solos y que se encuentran legalmente tutelados por las comunidades autónomas, pero se sospecha que podrían existir muchos más viviendo en la calle. El informe también señala que en 2015, 14.600 personas solicitaron asilo en España, de las que 3.754 eran niños, aunque esto sólo supone el 1,1% de todas las solicitudes en la UE.
Los expertos, reunidos hoy en la sede de la Provincia de España de la Congregación también han debatido sobre los problemas de estos niños y jóvenes al alcanzar su destino. “Al llegar al país de acogida, se encuentran en una cultura que no comprenden y con un desarraigo familiar que los desestabiliza”, explica del Olmo. “Esta situación también favorece la aparición de problemas de salud mental”, asegura.
Hijos de inmigrantes
Sin embargo, no solo los menores inmigrantes en situaciones extremas tienen riesgo de padecer enfermedades mentales. Los hijos de familias que migraron antes de 2008, “la mal llamada segunda generación de inmigrantes”, según Francisco del Olmo, sufren también las consecuencias del cambio de cultura. “La tasa de ninis en hijos de inmigrantes dobla la de los españoles”, explica el psiquiatra de Hermanas Hospitalarias. “Aunque el nivel de integración no sea malo, los problemas socioeconómicos y los posibles conflictos entre los valores de sus padres y los de la sociedad suelen generar estrés entre estos menores”, asegura.
Aunque estos temas han sido el foco central de la “IV Jornada sobre salud, salud mental, interculturalidad y migración: menores, jóvenes y migración”, durante el evento también se abordó protección jurídica y legal a menores en proceso de migración asilo y refugio, o las intervenciones socioeducativas con las que se puede ayudar a este colectivo.
Durante la jornada también se ha proyectado el documental “Caer del nido”, realizado por Susanna Barranco, actriz, poeta, directora y productora teatral, que trata precisamente del drama que viven los menores inmigrantes que llegan a España debajo de camiones, poniendo en riesgo su vida y abandonado a su familia con la esperanza de encontrar un lugar donde trabajar y labrarse un futuro mejor.
El objetivo de esta jornada, que viene celebrándose desde 2013, es sensibilizar sobre la cuestión de la inmigración y buscar soluciones para el sufrimiento de tantos menores que quedan marcados por el abandono de su lugar de origen y la necesidad de adaptarse a una nueva forma de vida.
“Dar respuesta a las necesidades de este colectivo es uno de los ámbitos de actuación de Hermanas Hospitalarias, cuya obra está presente en 25 países del mundo con la principal misión de ayudar a las personas que sufren, y especialmente a aquellas personas con enfermedad mental y que son más vulnerables”, como bien indica la superiora de la Provincia de España, sor Matilde Porras.