LA GRATITUD COMO DON, ENCUENTRO NACIONAL DE VOLUNTARIADO HOSPITALARIO

La gratitud fue el tema central de la última jornada del Encuentro Nacional de Voluntariado Hospitalario celebrada el pasado sábado 16 de octubre. Una jornada llena de momentos de emoción en la que participaron activamente hermanas, colaboradores, usuarios y sobre todo voluntarios de nuestra comunidad hospitalaria.

La primera parte de la jornada corrió a cargo de Javier Sánchez, responsable de pastoral y voluntariado del Complejo Asistencial Benito Menni de Ciempozuelos (Madrid), que nos regaló la ponencia “La gratitud como don. Reflexiones desde la psicología y la antropología”. Javier inició su ponencia planteando distintas preguntas: ¿Qué papel juega la gratitud en un tiempo de tribulación y crisis como el que hemos vivido durante la pandemia? ¿Qué papel juega la gratitud en la vida, en el desarrollo de una persona? ¿Es la gratitud un sentimiento o es algo natural que nace en cada persona o hay que aprenderlo? ¿La gratitud es fuente de salud?

A partir de aquí habló de la gratitud desde la perspectiva de la psicología positiva que plantea “poner el foco en todas las vivencias positivas de la persona como fuente de salud”. La psicología positiva habla de fortalezas humanas, emociones positivas, rasgos positivos, organizaciones positivas y relaciones sociales positivas. Y dentro de estas fortalezas humanas es donde se enmarca la gratitud, como rasgo de personalidad propio. La gratitud definida como “ser consciente de las cosas buenas que suceden, nunca darlas por sentado, y tomarse el tiempo necesario para expresar agradecimiento”. En este sentido, la gratitud supone: valorar lo que se tiene (no darlo por sentado), valorar a quien te acompaña, valorar lo que recibo como un regalo.

También presentó la visión de Santo Tomás de Aquino, para quien la gratitud es “una virtud por la cual recompensamos el el favor de un bienhechor”. Igualmente propone tres requisitos para la gratitud: reconocer el beneficio recibido, que alabe y de gracias, retribuir según sus condiciones.

Gratitud y afectividad

En su ponencia, Javier planteó que la gratitud y la afectividad están íntimamente unidas porque “cuando somos agradecidos experimentamos una serie de sentimientos como la felicidad, el bienestar o la plenitud”. Sentimiento que normalmente experimentamos como una emoción (en un momento puntual) o como un estado de ánimo (que perdura incluso varios días), pero el reto está en trabajar la gratitud para que se convierta en un rasgo de personalidad, algo mucho más estable, que se transforme en nosotros en una virtud, “vivir la gratitud de una forma más intensa, de una manera más frecuente, nos ayudará a vivir de una manera más amplia, más plena”.

La gratitud y la superación traumática

Nuestro ponente nos habló también de la relación entre gratitud y superación de un trauma, haciendo referencia a un estudio que realizaron varios psicólogos sobre las variables implicadas en el grado de recuperación y de superación de un evento traumático:  el que vivieron los supervivientes al ataque terrorista de las torres gemelas. Y lo que vieron fue que, una de las variables para una recuperación más rápida y satisfactoria era la gratitud. Así, personas que habían sufrido los atentados, junto a los aspectos terribles que vieron y vivieron, descubrieron cosas positivas como estas: pudieron hacer una llamada a sus familiares, la presencia cercana de un policía o un bombero que pudo ayudarles, otras personas que estaban por allí y acudieron en su ayuda. Todos estos aspectos positivos y otros que se sucedieron en ese momento les ayudaron a recuperarse de esta situación tan traumática.

Gratitud y espiritualidad

Por último, Javier habló de la relación entre gratitud y espiritualidad. Todas las experiencias de espiritualidad han tenido y tienen como base la gratitud, “la acción de gracias”. La base del cristianismo es la gratitud, dar gracias a Dios. Reconocer la bondad divina y todo lo que hemos recibido de Dios y poder agradecerlo. Por lo tanto, si queremos fomentar la espiritualidad, tenemos que poner el foco de atención en esta acción de gracias como un ejercicio interior, espiritual. La gratitud es una virtud que está dentro del ámbito de la trascendencia, salir de nosotros mismos para buscar un sentido; a esa salida hacia la búsqueda de la trascendencia, también le podemos dar una forma de gratitud y puede ser una experiencia muy bonita, muy profunda.

Como cierre de esta preciosa charla, nos dejó esta reflexión: “La gratitud es un don que está presente en nuestra naturaleza, que hay que educar esta virtud, que requiere una atención vital, que es fuente de salud psíquica y espiritual y que nos acerca a otros”.

Gala especial de agradecimiento

El broche de oro lo puso una fantástica gala presentada por Egoitz Zabala, coordinador de pastoral y voluntariado en el centro de Mondragón y Mª Cristina Santiago, hermana hospitalaria, en la que disfrutamos de testimonios llenos de cariño y de agradecimiento a hermanas, colaboradores, voluntarios y a la sociedad en general por el movimiento solidario durante la pandemia.

Una gala en la que se rindió un sentido homenaje a los que ya no están, recordándoles con un sencillo gesto, elevando al cielo unos globos que representaban a toda la familia hospitalaria.

Sor Mª Rosario Iranzo finalizó la jornada con un mensaje de agradecimiento a todos y anunciando que el próximo encuentro nacional de voluntariado hospitalario será, si Dios quiere, “presencial” y se celebrará en Málaga.

Desde aquí dar un GRACIAS en mayúsculas a todos los que han hecho posible este encuentro.

Os dejamos aquí el link a la gala para que podáis disfrutar de ella.

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