HOSPITALIDAD EN EL ENCUENTRO EUROPEO DE JÓVENES TAIZÉ EN MADRID

Del 28 de diciembre de 2018 al 1 de enero de 2019, Madrid ha acogido a unos 15.000 jóvenes de toda Europa en el Encuentro Europeo de Jóvenes de Taizé. Los distintos Centros y Comunidades de Hermanas Hospitalarias en Madrid como el Hospital Beata, la Clínica San Miguel o la Residencia de los Ángeles han participado activamente en este encuentro facilitando hospedaje y espacios de oración y reflexión a más de 200 jóvenes. Compartiendo hospitalidad. Madrid ha sido la ciudad elegida para acoger este Encuentro Europeo de Jóvenes organizado por la Comunidad de Taizé. Jóvenes europeos que durante cinco días han vivido la hospitalidad, la oración y el compartir en la capital española. Animosos jóvenes que han visitado tanto las iglesias como el extenso patrimonio artístico de la ciudad, más de 15.000 peregrinos del Encuentro Europeo de Taizé que entre las actividades realizadas en IFEMA y las oraciones programadas en las principales iglesias de la ciudad han mostrado el rostro de un cristianismo joven y entusiasta. El Papa Francisco, en un mensaje enviado al Encuentro, invitaba a los jóvenes a vivir el desafío de “la hospitalidad” que “pasa por acoger a los rechazados y excluidos, pequeños y pobres y así crear una globalización con rostro humano. También el prior de la Comunidad de Taizé, el Hermano Alois, hizo un llamamiento a “la hospitalidad”diciendo: «¡No olvidemos la hospitalidad!» – Esta es la invitación en la que estamos profundizando estos días. Reflexionamos juntos, compartimos nuestras ideas, pero sobre todo vivimos la experiencia de la hospitalidad. A las familias, a las parroquias y a las comunidades religiosas que han abierto sus puertas, al arzobispo cardenal Osoro y a los distintos representantes de Iglesias, a la señora Carmena, alcaldesa de Madrid, y a las autoridades civiles, a todos queremos expresarles nuestra gratitud por la cálida acogida que hemos encontrado aquí en Madrid”. Alois señaló que los hermanos de Taizé, esperan que este encuentro despierte esperanza ante las grandes dificultades y desafíos de nuestro tiempo. Porque la experiencia de compartir y de vivir en comunión debe alentarnos a mirar hacia el futuro con esperanza. Somos parte de la misma familia humana y más que nunca, nos necesitamos unos a otros para afrontar retos cómo los enormes desafíos ecológicos – que solo pueden resolverse si trabajamos juntos, más allá de las fronteras. En su discurso apuntó que la Iglesia está llamada a ser un lugar de amistad, de una amistad cada vez más amplia, una Iglesia universal donde los cristianos promuevan una globalización con rostro humano. Nos hace una llamada a comenzar por lo que esté a nuestro alcance, a ir hacia los que son diferentes: los más pobres cerca de nosotros, los migrantes, los cristianos de otras confesiones, los creyentes de otras religiones, aquellos que no pueden creer. Porque la atención a las solidaridades humanas es inseparable de la vida interior. Nos invita a empezar por comprender al otro, comprender situaciones a menudo complejas.
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