El sábado 27 tuvimos un profundo retiro dinamizado por Pablo Morales, responsable de Pastoral del Hospital Beata María Ana.
El título del retiro que nos dedicó, “De la fragmentación a la entereza: Fraguar el corazón”, no era una invitación: era una llamada urgente a parar, a mirar y a actuar.
Vivimos en un tiempo convulso con una realidad fragmentada. Nuestras vidas están llenas, nuestras agendas a rebosar y, si tenemos algún momento libre, más nos vale llenarlo no vaya a ser que la sociedad nos tilde de “vagos”. El símbolo de nuestros tiempos es el cansancio vital, el estar ocupados todo el tiempo.
En medio de todo esto, Pablo nos invitaba a parar, a mirar y a hacer una transformación.
Esa transformación implica unir todos los “departamentos” de nuestra vida, implica que dialoguen, no ser varias personas sino una y que en todas ellas resida la Hospitalidad o, en otras palabras, Cristo.
¿Cuántas personas transformaron el mundo con su entrega? Nuestros fundadores, todos los santos y tantas personas más, no se conformaron, acogieron la fragilidad, vieron la necesidad de afecto de ellas y se sintieron tan sobrepasados por el otro que no pudieron hacer otra cosa que acoger, actuar y amar.
Y es que, como nos decía Michael Ende en su inconformista novela Momo: “el verdadero tiempo no se puede medir por el reloj o el calendario.” Y como “el tiempo es vida, y la vida reside en el corazón”, nuestro tiempo es un regalo, nuestra VIDA es un regalo. ¿Para qué correr? No podemos alargar nuestra vida, pero sí estamos invitados a ensanchar el corazón.
Integremos la vida, integremos la hospitalidad, fragüemos nuestro corazón. No basta con mirar la realidad desde fuera, hay que meterse en ella, involucrarse, que nos afecte.
Ampliemos la mirada más allá de nuestras tareas, nuestras agendas, nuestro departamento, nuestras actividades, nuestro grupo…
Parar y darle un por qué a nuestra vida. Mirarla con hondura y si es un regalo y el tiempo ya está determinado, preguntémonos:
¿Cómo quiero vivir mi vida?
Dejo estas preguntas a través de las cuales Pablo nos invitaba a reflexionar. Preguntas que son una llamada a que tú, desde tu realidad, las reflexiones también:
- ¿Cuántas personas distintas eres durante un día? ¿Cómo se está fraguando tu corazón?
- Mirando las necesidades de tu país, de tu comunidad, de tu barrio, ¿Qué hombre o mujer “de una sola pieza” estas llamado a ser?
- ¿Qué cosas (preocupaciones, historias…) te fragmentan internamente y cuáles te dan identidad (unifican)?
De la fragmentación a la entereza: fragüemos nuestro corazón.
«La cuestión, no es si amarás, sufrirás, soñarás y morirás. Es qué amarás, por qué sufrirás, cuándo soñarás y cómo morirás. Esas son tus elecciones. No puedes elegir el destino, solo el camino” (Brandon Sanderson)